sábado, 30 de julio de 2011

¡NO AFLOJÉS MORDAZA!

Dijo: “-Vengo de pasada,
viajando con mi tropiya
y vi en el pajal que oriya
un potro entre la manada,
lo comparé por su alzada
y es como los míos, su taya,
por tener tan linda laya,
y de mis pingos el pelo,
si me lo vendiera, agüelo,
¡lo yevo cuando me vaya!

Le diré lo que me apura
a entablar estos baguales,
y que sean los animales,
pelo, caja y mesma altura;
que no pierdan la gordura,
verá si vale la pena
el afán que me encadena
lo mesmo que un relicario:
de dir pa’l aniversario
del Pago de Magdalena!”


Y el viejo aquel… que domara
crudos, penas y alegrías
en desiguales porfías
nadie lo vio que aflojara,
nadie lo vio que quedara
de pie, solo o resignao;
jamás hubiera dejao
por el gran honor campero
que le yeve un forastero
el potro más codiciao.

Pero un lazo fue tormenta,
ayá en el viejo corral,
y en la yapa, un animal,
entre una nube se asienta;
en la polvadera lenta
…solo resplandece un briyo,
es el gesto de un caudiyo,
gesto fiel de nuestra raza,
¡gesto como una mordaza
que no la corta un cuchiyo!

“-¡No eche mano al tirador!
ni pregunte cuánto vale,
lo que de mi pecho sale
¡jamás tendrá comprador!
Veo que’s entablador
y prolijo en el manejo,
déjeme sentir, ¡canejo!
al fin una, maraviya…
al desfilar su tropiya
con un potro de’ste viejo”.

Se le nubló la mirada
y respondió conmovido…
“-Será el pingo preferido
en mi tropiya entablada,
volveré en otra alborada…”

-dijo ya sobre el recao-,
y un tañido emocionao
se fue enancao a su estampa,
yevando el lobuno pampa
que’l viejo le ha regalao!

Versos de Julio Mariano

LOS MEDINA

Crisantos S. Medina
es tuito mi apelativo
y me crié solo, al descuido
como guacho en la cocina.
Me acuerdo que mi madrina
era una tal Ladislada
Q.E.P.D…. finada
y comadre de mi máma:
entre’l bául, bajo’e la cama
tengo a las dos retratadas.

Los Medina, compañero,
hemos sido siempre muchos
y he óido que de Ayacucho
dimanaron los primeros.
Mis abuelos de puesteros
supieron tener sus mentas
y si no echo mal las cuentas
siempre alegaba mi máma,
que’l prencipio d’esa rama
era una mesma osamenta.

Veneranda Altamirano
se llamaba mi patrona
y se cortó ya viejona
porque se pasmó de un grano.
Pa’ ese mesmo año el gusano
m’hizo raliar la tropilla,
y un picazo gargantilla
medio loco y mañerazo,
al volcar un tiro ‘e lazo
me resintió de la esliya.

Mi padre jué hombre muy reto,
de poca risa y calláo
y ande quiera ponderiao
con estima y con respeto.
Por eso que si me meto
a pintarlo bien al hombre,
vea cuñao, no se asombre
que dentre a querer llorar,
porque me sabe pasar
¡cada que me acuerdo el nombre!

Mi hermano mayor, Cerilo,
se jué pa’l láo de Dolores
con unos esquiladores
más priendido que pabilo.
Tuvo la vida en un hilo
en destintas ocasiones;
unas veces… con razones
y otras… pa’ quitarse el gusto
de ver envainar de susto
a muchos gauchos bravones.

Belisario es domador,
alvertido en su trabajo
y p’amansar bien de abajo
ponderiao como el mejor.
Es jinete de valor
de pacencia y delicao,
hombre que ni un sancochao
le va dejar a un patrón,
porque entrega un redomón
como pa’ juir enancao.

Dispués los otros hermanos
Zoilo, Ulogio y Azuceno,
jueron reseros muy güenos
cumplidores y baquianos.
El más pior, salió Mariano
que se dio a la mala vida,
a causa de una perdida
que lo había engualichao
y en los boliches mamao
lo dijuntió la bebida.

Las hermanas se casaron
con Cuevas, Tapia y Tolosa,
de Contreras y de Sosa
las menores enviudaron;
unos hijos les quedaron
a las pobres para criar
y ellas, pa’ poder ganar
y vivir honradamente,
le pedían a la gente
ropa sucia pa’ lavar…

Eleuterio N. Medina,
que hoy ha perdido la vista,
jué un ponderiao galerista
que salía de “La Quínua”
era asquerosa esa esquina
por la que gente que atracaba,
que a cada una que se armaba
siempre alguno era finao,
que lo habían despachao
por las carreras o taba.

Estamos emparientaos
con Serapio Argañaraz,
entenao de un capataz
que se augó allá en el Salao.
Y justamente, el gatiao
que ensilló el hombre ese día,
lo muentan las hijas mías
y sabe ser el nochero,
está los güesos y el cuero
pero sirve todavía…

Aura tienen bien pintao
quienes somos los Medina,
gauchos parejos ansina
(perdonen si he ponderiao).
Gente criolla, que ha llegao
a pagos de toda laya,
amistá que nunca falla,
mano gaucha sin traición,
entraña de un corazón,
de otros tiempos… ¡Ah malaya!

Versos de Omar J. Menvielle

EN ARREO

Pasa Calero al tranquito,
de tiro va la madrina
que parece una gallina
seguida por los pollitos,
diez azulejos mansitos
prolijos y bien tuzao,
el paisano en su montao,
por su aspecto, y su linaje,
se asemeja al personaje
del “Martín Fierro” extractao.

Lleva un moro de lunar
zarquito de un ojo, argel.,
es un lujo andar en él,
que él solo se puede dar.
Ya tres años, fue a domar,
por “Veinticinco de Mayo”
una tropilla de bayos;
por su conducta y aplomo
se lo obsequió el mayordomo
cuando entregó los caballos.

Se va perdiendo en el bajo
siempre nomás al tranquito,
cada vez más despacito
se oye el galope ‘el badajo,
pa’ verlo ya dá trabajo,
es un punto en el paisaje,
va ensombreciendo el paraje
la noche en densa porfía
y un tinte de lejanía
borró del todo su imagen.

Supo por otro tropero
que Anchorena, en “Saladillo”,
compró cuatro mil novillos
pa’ invernar en “Baradero”;
y allá va este gaucho entero
al que no asustan los fríos,
tampoco teme al estío
y es feliz, andando en viajes
empujándolo al vacaje
a poncho y a griterío.

Al tiempo por la pradera
se vio cruzar de pasada
una inmensa novillada
levantando polvadera.
Marchando en la cabecera
venía este gaucho argentino
cuidando con mucho tino
que por pingos y novillos
no fuese haber “romerillo”
a los costaos del camino.

Dejaba la rastrillada
la tropa en su movimiento
y el grito del hombre, al viento,
la paz del campo, quebrada;
responsable Mario Almada
capataz en un rosillo;
precediendo los novillos
venían tropillas preciosas
y algunas yeguas celosas
mezquinando los potrillos.

GAUCHO PAREJO

Cosa seria la pialada
puerta ajuera del corral
donde el ligero bagual
sale haciendo una cuerpeada.
La vista fija y clavada
un paisanito lo espera
reboliando en la tranquera
una armada como cielo,
se la pone hasta el brazuelo
y queda la polvareda.

Echa el cuerpo pa’ un costao
porque es un mozo baquiano
y no le queme las manos
un tiento mal desvirao.
Ya tiene bien calculao
que’l lazo baje al pichico,
le ha de enterrar el hocico
al potro en esa rodada,
y larga una carcajada
que aplauden grandes y chicos.

“Aprete y caña patrón”
grita el que así ha cumplido
y se viene decidido
en derechura al fogón,
un gaucho le da un porrón
diciendo “Se lo ha ganao”,
y él dice “No crea cuñao
que he hecho una gran hazaña
hay menos fuerza que maña
pa’l que piala de volcao”.

Dijeron “Tiene razón”
desde el último al primero
(no hay animal pescuecero
cuando se gana el tirón).
“Eche otro trago patrón
que lo voy a jinetear
más no le he de asegurar
que le gane la arriesgada,
lo monto en pelo sin nada
y hasta me puede bajar.

Quizá le pueda ganar
esta carrera indecisa
porque’e chúcaro y precisa
esperiencia en corcovear.
Si es reservao ni que hablar,
No he visto a nadie quedarse
sin trampa para agarrarse
con espuela destrabada,
es mejor no montar nada
que a ese modo asegurarse”.

Así fue como el paisano
conocedor y parejo
conversando con un viejo
se fué acercando al tobiano.
Con el rebenque en la mano,
espuela firme al garrón,
y áhi se prendió del mechón
que le quedaba al tuzao
y dijo: “¡Largue cuñao,
presten todos atención!”.

Se le oían los ronquidos
al tobiano corcoveando
y el paisano castigando
iba siempre prevenido.
Un mirón algo atrevido
gritó fuerte… “lo bajó!”,
pero el mozo reacionó
y mostrando gran coraje
a lonja y grito salvaje
campo ajuera enderezó.

Fue algo espetacular
cuando al potro, ligerazo
le echó al tuse un talerazo
que’n tierra lo hace rodar.
El paisano fué a parar
adelante del tobiano
con el rebenque en la mano
mientras miraba sonriente
brindándole los presente
un aplauso soberano.

Versos de Julio Secundino Cabezas

(Fuente: Revista “La Carreta” N° 156, de 7/1945)

jueves, 28 de julio de 2011

REDOMONIANDO

A un mes qu’estoy amansando
“el tordillo a patacones”
me lo elogian los mirones
y hasta lo andan codiciando.
Cuando lo estaba “quemando”
una tarde el martillero
me habló al óido un aparcero:
“-Compreló, se lo asiguro
que’s hijo de un criollo puro
de la estancia “El Trocadero”.

Potro mediano de alzada,
ancho d’encuentros, morrudo,
juerte de tabas y nudos
y el anca bien conformada,
la cruz como dibujada,
lomo ascendente y mediano,
cabeza que ni hecha a mano,
orejas cortas y alertas,
fozas nasales abiertas
pa’ beber aire lejano.

Me gustó tanto el bagual
que cuando cayó el martillo
yo había “confiao” al “tordillo”
tres sueldos de pión rural.
Lo palenquié, y por casual
lo monté y salió al tranquito
y aunqu’e cogote cortito
montao nomás lo tiré
y a señas lo goberné
hasta que aflojó solito.

Quien hoy lo viera: silbé
y aunque nublao y temprano
cuando le mostré una mano
dio el frente y lo embozalé.
En las patas lo manié,
dejé el cabresto tirao,
del galpón traj’el recao
y aunque le escuché un bufido
ni un tranco se había movido
del sitio en que había quedao.

En el alambre al bocao
lo resobé esa mañana
que quedó hecho una badana
pues hizo noch’engrasao.
El redomón enriendao
saborió con gusto el cuero
entonces con el esmero
de quien no niega su cuna
pilcha por pilcha, una a una
le puse tuito el apero.

Con cuidao lo desmanié
perfilao sobre’l encuentro
después de una güelt’adentro
ágil me le’nhorqueté.
A los dos lao lo volqué
en cuanto estribé un ratito
‘tantiao’ reculó un poquito,
me incliné, miró una senda
y barajando las riendas
soltó un galope cortito.

Como es costumbre de ajuera
o por probarlo quizás
ya sin apiarme nomás
abrí y cerré una tranquera.
Me lo asustó en la carrera
un ñandú con sus alones,
yo le arrimé los talones
y se tendió hecho un venao
y al tantiarlo en el bocao
lo hice arar con los garrones.

Repetí la operación
de cuando recién monté,
luego el lazo desaté
pa’ enseñar al redomón.
Lo arrastré por precaución
y aunque anduvo desconfiando
despacio lo jui enrollando,
armé: y tras algunos giros
al aire hice varios tiros
así se va acostumbrando.

Saben que no fantaseo
sin tenerme por chambón
y no faltará ocasión
pa’ floriarlo en un rodeo.
Me anda chusiando un deseo
y aunque le arisquea a los perros
capaz que al gusto no le erro,
caigo y les canto una flor
en la esquina “El Vencedor”
como quien va al puent’e fierro.

Vuelve el ayer hecho idea,
cosas de un gaucho sencillo
sobre’l “crédito tordillo”
en los campos de Perea.
El que en la ciudá me vea
sin caballo y con vigüela
sabrá que tuve otra escuela
anterior a este horizonte
a cuatro leguas de Monte
y dos de Zenón Videla.

martes, 26 de julio de 2011

VIVENCIAS DEL CAMPO

Campo, haciendas y baguales
identifican mi ingreso
a lo mejor es por eso
que canto temas rurales;
pegao a los animales
desde que van a nacer,
después los veo crecer
cuidándolos con empeño
hasta que decida el dueño
con ellos, lo que v’a hecer.

Recorrer todos lo días
es como una obligación,
más en tiempo ‘e parición
infaltable, le diría;
ver como nacen las crías,
si hay terneros empachao
o alguno que se h’atrancao
sacárselo es importante
y el animal se levante
después que lo haya parteao.

Dir con la mirada atenta,
si anda el carancho volando
ya le está como anunciando
una guía de osamenta;
de vez en cuando se cuenta
revisar bien la majada,
que estén limpias las aguadas,
al molino vigilarlo,
y en tiempo ‘e invierno cerrarlo
por si es muy fuerte la helada.


Tener los remedios claves
pa’ un enfermo por si acaso
que a uno lo saquen del paso
si la cosa está muy grave;
cuando hay un hombre que sabe
hace las cosas esatas
sin miedo a meter la pata
y no sea necesario
llamar al veterinario
pa’ que dé una pichicata.

Tenaza y llave hay que alzar
y el perno torniquetero,
herramientas que un puestero
no las debe de olvidar;
la cuchilla pa’ cuerear
y el lazo, es reglamentario,
muchos piensan lo contrario
tal vez aquel que no sabe,
pero es elemento clave
y pa’ un gaucho necesario.

Son todas estas vivencias
que hay en el campo, normal,
haciéndola cada cual
según sea su esperiencia.
Hoy el estudio y la ciencia
lo quieren modernizar
pero me pongo a pensar
que las tareas rurales
tiene dones naturales
que no se pueden cambiar.

SIGUIENDO AL VIEJO VIZCACHA

Arrimate aquí muchacho
y hacele óido a este consejo
sin fruncir el… entrecejo
ni demostrarme tu empacho,
no siás como cardo macho
y dejate de… amolar;
que si sabés cabrestiar
te yevaré con pacencia
al campo de la esperencia
ande te has de mejorar.

Si te sentís ‘picaflor’
-ahugá tu canto chingolo-
porque’so de cuerpiar solo
es triste y agurridor,
pero si un sentido amor
el corazón t’embozala
procurá ser como tala
porque’s como cosa escrita
que la mansa potranquita
risulta indispués baguala.

Cuando salgás a tropiar
yevá a más de un güen sobeo,
un pingo, que’n un rodeo
sea sin yel, pa’ güelpiar
y cuando tengas que armar
cama, si es en campo abierto
buscá suelo discubierto
y siempre pa’ tu fijeza,
que dé al viento la cabeza
y dormí pero… a lo tuerto.

Si te dá por ser cantor
sacale el cuerpo a la caña
porque briyo que s’empaña
pierde su primer color,
cantá y sé calculador
pa’ en jamás causar enojos
no dés discanso a tus ojos
pa’ vichar si hay complacencia
y hacé que la concurrencia
quede alegre y con antojos.

Si te agarra la sonsera
dir a un juego, estate alerta
y lo más cerca ‘e la puerta
por lo que’l diablo pudiera,
acomodate a la espera
y si engorda el tirador
apartá, que es lo mejor
y ande la suerte se cuaja
mucho más que a la baraja
ponele ojo al tayador.

En las riuniones portate
lo mejor que siás capaz
y cuando hablan los demás
si son mayores, cayate,
tratá de romperte’l mate
que’l saber, es conveniente
y si se arma dirrepente
una de a pie echate a un lao,
que más que con ser mentao
se gana con ser prudente.

No te hagas a las diabluras
y en jamás guapiés de lujo
que de la cárcel no trujo
ninguno, más que amarguras,
no mezquines tus dulzuras
al que trata de ampararse,
que aunqu’es preciso cuidarse
del que’s de mal proceder,
es siempre güeno tener
amigos en quien confiarse.

No apadrinés al caudiyo
porque trái el mal querer
y a la larga… no hay que hacer
le dá trabajo al cuchiyo,
sé blando como lomiyo
ande veas necesidá,
y en la güeya ‘e la verdá
seguí tranquiando parejo
y ansí yegarás a viejo
tranquilo y en libertá.
(Ca. 1936)

viernes, 22 de julio de 2011

LA BOINA 'E VASCO

En pocas palabras quiero
contarles como al descuido
algo que está en el olvido
de muchos versos camperos,
opino que es lo primero
que un hombre va a acariciar
cuando se dentra a pasar
la mano por la cabeza,
le da una tibia pureza
“la boina ‘e vasco” al rozar.

Con el tambero ella espera
madrugadas de rocío,
se calienta en el vacío
de alguna vaca lechera,
pa’ largar una carrera
como bandera se usó
y si algún criollo encontró
huevos de tero fresquitos
en la boina y al tranquito
pa’l rancho se los llevó.

Porque es prenda muy barata
se acomoda donde quiera
y la usas de agarradera
cuando hirve la pava ‘e lata;
su presencia es siempre grata,
no molesta en ningún lau
y hasta en el mismo poblau
la veo lucirse orgullosa
sobre el pelo de una moza
o algún viejito acriollau.

La boina no se acompleja
por la forma que le diera,
si hay sol le encajás visera,
si hay viento, hasta las orejas;
ella comparte tus quejas,
sufre con tus desconsuelos,
por áhi la tirás al suelo
descargando un malestar
y a veces pa’ festejar
feliz, la tirás pa’l cielo.

La “conserva” es colorada
y blanca la “radical”,
la negra es primordial
que a todo criollo le agrada;
pienso que nadie ni nada
puede olvidar tu pasao
y hoy contento he comprobau
con alegría y anhelo
que una gris con mucho vuelo
se está ganando al mercau.

Si le prestás atención
a su vida cotidiana
verás que la boina hermana
nuestra gaucha tradición;
se encuentra en cualquier reunión,
le calma el nervio al cristiano
cuando a veces el paisano
le habla de amor a una china
buscando palabra fina
la hace jugar en sus manos.

Si un día queda en la huella
y ya no puedas usarla
la que venga a reemplazarla
va a ser eficaz como ella;
los años no le hacen mella
pero le abrirán la herida,
si le das la despedida
sin tenerle compasión,
tirándola en un rincón
por vieja y por desteñida.

Versos de Juan Carlos Gaffoglio
                         "El Cimarrón"

martes, 5 de julio de 2011

LA FAMILIA DEL TAMBO

Está soñando la pava
en la cocina de leña
y una voz ronca, se adueña
del silencio que reinaba,
es el Viejo, que destraba
el serrucho de los sueños,
aunque alguno frunce el ceño
sin protestar, se levanta,
y en dos minutos se planta
ante el calor de los leños.

Con unos pocos amargos
aún en noche cerrada,
va surcando madrugadas
el “boyero”, a gritos largos;
después de arriar, tendrá a cargo
de a dos terneros largar,
si alguno entra a corretiar
porque su madre está echada
pega un grito y de la nada
la lechera entra a llamar.

Banco y maneas preparaos
quedaron del día anterior
y el primer ordeñador
ya tiene el balde enjuagao,
los otros lo han imitao
y se van acomodando,
preguntan ¿cuál?, esperando
que el “apoyador” conteste
en tanto reniega éste
porque uno se está mamando.

El farol quedó colgao
cerca del viejo jagüel
porque de no ser por él
al lechero se le ha errao;
un perro ya se ha arrimao
y se rasca bostezando,
también se va despertando
con su chirriar el molino
y algún hornero, su trino
pa’ la causa va sumando.

Cuando el sol se deja ver
hay que’ir apurando el tranco,
unos han colgao el banco
pa’ dentrar a revolver;
la “patrona” entra a traer
maíz pa’ las batarazas,
la silueta de las casas
es una sombra borrosa
y una chancha caprichosa
voltea un balde cuando pasa.

El que hoy hace de carrero
sale al trote pa’ mudarse,
toma el mate sin sentarse
y le echa un pan al garguero;
tiene que salir ligero
si a tiempo quiere llegar,
una legua hay que tranquiar
hasta la vieja estación
y él no será la razón
de que el tren deba esperar.

viernes, 1 de julio de 2011

HERNÁNDEZ

Dijo Hernández con razón
en acriollado lenguaje,
es al ñudo que lo fajen
al que nace barrigón.
Soy de la misma opinión
porque alcanzo a comprender
que jamás ha de poder
el que escuela no ha tenido
compararse al hombre instruído
en la fuente del saber.

Pero aunque nacido y criao
en la escuela del sufrir,
me doy mañana pa’ vivir
como el hombre más pintao;
se echar un pial de volcao
ponerle a un pingo el apero
y en el momento certero
lo sé en el campo boliar,
también sé una res carniar
sin pegarle un tajo al cuero.

Sé manejar el arao
y plantar una semilla
y en el tiempo de la trilla
recoger lo que he sembrao,
sé hacer un lazo trenzao,
un cabresto, un maniador,
sé apartar como el mejor,
rodeo en el campo abierto
y hasta en el mesmo desierto
soy baquiano y rumbiador.

Si me toca trasquilar
lo sé hacer como el primero
y al más pintao y ligero
sé ponérmele a la par;
sé en un rodeo apartar,
en una cancha correr,
lo sé sacar y poner
a cualquier novillo el lazo
y boliar en campo raso
cualquier bicho pa’ comer.

Yo sé un potrillo capar
y cuidar un parejero
y al mancarrón más mañero
las mañas le sé quitar;
soy baquiano pa’ marcar
en una yerra de hacienda,
sé trabajar cualquier prenda
que me falte en el recao
y al potro más reservao
yo lo sé sacar de rienda .

Y si escuela no me han dao
los que me dieron el ser
a fuerza de padecer
la experiencia me ha enseñao;
el que educarse ha lograo
debe ser por fuerza instruído
más yo que siempre he vivido
por la ignorancia rodeao,
soy el gaucho desgraciao
del suelo donde he nacido.
(Anterior a 1910 – Según la versión que recopilara y publicara Francisco N. Bianco)