viernes, 19 de mayo de 2017

MI TROPILLA DE BELLACOS

Mi tropilla donde quiera
la reconoce el criollaje
por eso al pasar de viaje
le franquean las tranqueras
en esos pagos de afuera
de la gente campesina
por el tiempo que trajina
yo creo que es conocido
del cencerro hasta el sonido
que le imprime la madrina.

Observe en horas silentes
apacibles y serenas
que todo cencerro suena
de manera diferente.
Por esa razón la gente
que en la tradición orilla
reconoce mi tropilla
como el peoncito rural
por la forma original
que siempre tusa y ensilla.

Basto porteño cerrao
y sobre el mismo le pone
unos cueritos cortones
con esmero recortao.
El flete siempre tusao
bajito de cogotillo
bien cimarrón el cerquillo
el que por nada recorta
y cola bastante corta
poco más que plumerillo.

Allá en la tierra oriental
mi patria, tropilla es fama
que donde se la reclama
para una cuarta social
allá sale mi rural
con su probada constancia
sin que lo lleven más ansias
que llegar con los salvajes
a donde sea el paraje
sin preguntar la distancia.

Tropilla de reservao
que agarra en cualquier esquina
como se usa en la Argentina
hay también entreveraos
algunos que están tusao
que como buenos destaco
porque el indio que en los tacos
los llame, guarda la tosca!*
no hay pago que no conozca
la fama de mis bellacos.

De “El me Vuelco”, “El Sacamás”,
“El Relámpago” y “El Trueno”,
“El Comegente”, “El Veneno”,
“El Agrio” y “El Satanás”
y un lobunito torcaz
que aunque de nombre orejano
es bien bajador, paisano
como “El Salao” y “El Ají”,
y “El Tigre del Curaí”
como “El Yacaré Entrerriano”.

Cuando corte la presilla
que a la esistencia me amarra
¿qué será de mi guitarra?
¿qué será de mi tropilla?
Al deshacerse la arcilla
que forma mi contextura
y se torne mi figura
un recuerdo en el fogón
una cruz, una inscripción
y una humilde sepultura…

*Ref. a la burla loca


Versos de Héctor Umpiérrez

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